Juego simbólico
¿Qué es el juego simbólico y cuáles son sus características?
Aunque durante años se ha visto el juego de los niños como una simple diversión, un pasatiempo sin importancia, lo cierto es que el juego tiene un papel muy relevante en el desarrollo tanto físico como cognitivo.
El método Montessori lo tiene muy en cuenta, porque a través del juego los peques desarrollan las habilidades innatas, adquieren destreza y descubren el mundo que les rodea.
Hay distintos tipos de juego, hoy vamos a centrarnos en el juego simbólico. El nombre puede sonar rimbombante, pero no es más que el juego a través de la imitación y seguro que conoces muchos de los juguetes para el juego simbólico aunque no sepas que son para eso.
Los niños imitan situaciones de la vida real o representando roles. Y para hacerlo usan juguetes, herramientas o simplemente su imaginación. Lo podríamos definir como «hacer ver» o «hacer como si».
De pequeños todos hemos imitado a nuestros padres. Habitualmente las niñas se identifican con las mamás y tratan a sus muñecos como si fueran bebés, dándoles de comer o paseándolos con un cochecito. Los niños suelen imitar a figuras masculinas y simulan que se afeitan o que conducen un coche, por ejemplo.
También puede ser al revés, niños cuidando de muñecas o niñas conduciendo. La cuestión es que los niños juegan a través de símbolos para recrear situaciones o parecerse a personas de su entorno.
A través de este tipo de juego los peques pueden expresar cómo se sienten (placer, agresividad, angustia), transmitir sus emociones, exponer conflictos, desarrollar la empatía e incluso mejorar su lenguaje.
El juego simbólico también les da la oportunidad de relacionarse con otros niños y adultos al tiempo que mejora sus dotes comunicativas y consolida e integra su personalidad.
No todos lo niños juegan igual, porque el juego simbólico es libre. Pero siempre es una forma de poner en práctica lo aprendido mediante la observación, recordar experiencias mediante la repetición y perfeccionar conductas para enfrentarse a situaciones reales de su día a día.
Beneficios del Juego simbólico
Ya te he comentado algunos de los beneficios del juego simbólico más arriba, pero ahora vamos a desarrollarlos con más profundidad.
Los beneficios tanto físicos, como psíquicos, afectivos y sociales que se obtienen a través del juego simbólico se dan en cualquier etapa del desarrollo. Aquí van los más destacados.
Fortalece el nivel cognitivo
El juego simbólico desarrolla tanto la capacidad de imaginar, como la capacidad de pensar para representar una situación o adquirir un rol.
¿Qué quiero decir con esto? Que el niño necesita hacer primero una representación mental de la vida real para poder recrearla de forma imaginaria.
Por ejemplo, si un niño toma un plátano para hacer como si fuera un teléfono, primero tiene que elaborar una representación mental de una persona de su entorno usando un teléfono (la realidad que ha vivido) para poder colocarse la fruta en la oreja como si este fuera un teléfono (la realidad que imagina).
Esto lo que le ayuda es a estructurar el pensamiento y preparar su cerebro para retos del futuro, mucho más complejos y que requerirán de más análisis y capacidad intelectual para procesarlos y entenderlos.
Mejora las relaciones sociales
Imitar es una herramienta que al niño le sirve para asimilar y comprender lo que ve a su alrededor (situaciones, comportamientos, jerarquías…) y poner en práctica los conocimientos que adquiere.
El hecho de ponerse en el papel de alguien le permite practicar actividades del su vida diaria, además de ayudarle a entender los roles de la sociedad, qué comportamientos están bien, cuales no son aceptados y cómo debe comportarse para «encajar» en y desenvolverse en el mundo que poco a poco va descubriendo.
Favorece la expresión emocional
El juego simbólico permite al niño adoptar roles y por tanto, experimentar, mostrar y canalizar emociones a través de ese papel ficticio que representa. En cierta manera es como una catarsis a nivel inconsciente.
Con el juego saca a la luz las emociones que, por condicionantes internos, externos y/o sociales, a veces no es capaz de mostrar.
Al expresar lo que siente y conducir el juego él solito, lo que también consigue es subir su autoestima y confiar en sus capacidades y habilidades.
Esto es importante, ya que, sobre todo en las primeras etapas, tu hijo crea una base sólida sobre la que desarrollar sus competencias socioemocionales.
Desarrolla las habilidades físicas
Durante el juego simbólico tu peque imita a los mayores y eso le obliga a realizar una serie de actividades con las que necesita ciertas destrezas psicomotoras.
Por ejemplo, si lo que hace es usar una cocinita de madera para jugar, tendrá que ser capaz de poner las ollas en el fuego, sujetar las cucharas, atinar para poner la comida en el plato sin que se caiga.
Es decir, necesitará buena coordinación mano-ojo, poner en marcha la psicomotricidad fina, practicar la pinza…
Todos esos retos físicos a los que debe enfrentarse, consiguen que tu hijo se haga consciente de sus limitaciones y paso a paso vaya mejorando el dominio de su cuerpo.
Potencia el lenguaje
Cuando tu peque juega a imitar lo hace en todos los sentidos. No solo a nivel físico, imitando gestos o acciones, sino también a nivel verbal.
El juego simbólico es una buena manera de ampliar vocabulario, porque el niño se fija en cómo hablan los adultos o qué palabras y expresiones se utilizan en ciertas circunstancias y no duda en utilizarlas en sus aventuras imaginarias.
Los niños hablan mientras juegan, tanto si están solos como acompañados. En este sentido es que puedas oír frases tan divertidas como «Dame el botín, corsario filibustero».
Verás que este aspecto está más acusado a partir de los 4 años, edad en la que desarrolla más el lenguaje y adquieren nuevo vocabulario.
Sí, quizás tu peque use mal las palabras o las pronuncie a su manera. Pero eso no importa. Lo que importa es que el juego lo enriquece en muchos aspectos 😉
¿A partir de qué edad empieza el juego simbólico en los niños?
La edad en la que empieza el juego simbólico es relativa, ya que depende mucho de la capacidad del peque a la hora de identificar los símbolos, trabajarlos mentalmente y crear un resultado imaginario. Es decir, depende de la madurez psicológica de cada niño.
Aunque en líneas generales, podemos decir que empieza sobre la edad de los 2 años y termina sobre los 7-8 años.
Como es lógico, y ya habrás adivinado, la complejidad de los juegos de imitación variará a medida que el niño crezca. Al principio tu peque solo será capaz de jugar imitando las tareas que ve hacer a los adultos de su entorno inmediato, lo que ve en la televisión u lo que observa a través de los cuentos.
Por eso es importante que lo impliques en las actividades de tu día a día desde el principio, por ejemplo, usando torres de aprendizaje en la cocina para que vea y participe de lo que haces.
Al principio y hasta los 4 años, tu peque no compartirá juegos con otros niños, sino que preferirá jugar solito o con vosotros (sus padres).
El juego simbólico irá haciéndose más complejo a medida que su lenguaje también vaya haciéndose más sofisticado y su capacidad de pensar, recrear situaciones e imaginar crezca.
Entre los 4-5 años el niño tiene herramientas psicológicas y emocionales suficientes para interactuar e incorporar compañeros y hermanos al juego.El racionamiento abstracto crece y el juego de imitación se enriquece con la incorporación de compañeros, los cuales asumen roles complementarios y participan en la creación de situaciones y aventuras imaginarias.
A esa edad tu peque ya es capaz de combinar hechos reales con hechos imaginarios y recrear situaciones ficticias como si fueran reales. Lo que le permite vivir en otros mundos, poner en marcha su creatividad y ganar confianza en sus habilidades físicas, psicológicas y sociales.
Las etapas del juego…
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- Juego presimbólico (12-19 meses): el niño puede identificar objetos y saber para qué se usan.
- Juego simbólico (a partir de los 18 meses): el niño puede imitar escenas que ve en su día a día.
- Juego simbólico (a partir de los 20 meses): el niño ya puede combinar más de un objeto para imitar escenas que ve en su día a día.
- Juego simbólico (a partir de los 22 meses): el niño ya puede representar un rol de alguien que ve en su día a día a la hora de jugar.
- Juego simbólico (a partir de los 30 meses): el niño ya puede representar personajes de ficción, representar más de un rol durante el juego o usar objetos reales o imaginarios.
- Juego simbólico (a partir de los 3-4 años): el niño usa su capacidad verbal durante el juego para representar distintas escenas y es capaz de improvisar cuando juega con otros niños.
Cómo puedes estimular el juego simbólico
Los niños durante el juego simbólico ensayan situaciones con las que más adelante tendrán que enfrentarse en la vida real.
Y para que tu hijo pueda disfrutar de los beneficios de los juegos de imitación, tú, como padre o madre, debes potenciar actividades que lo lleven a usar su imaginación y ofrecerle juguetes que le acompañen a crear esos juegos imaginarios.
Observa cómo juega tu peque, pero no intervengas para corregirlo. Déjale que juegue a su manera, sin decirle qué tiene que hacer. Recuerda que a través del juego tu hijo está aprendiendo a través del ensayo y error. Hace pruebas, experimenta, lo intenta y si no le sale bien, rectifica.
Si te invita a participar, síguele el juego, pero no lo dirijas. Aunque quieras enseñarle algo, con buena intención, puedes darle la impresión que lo está haciendo mal y minarle la autoestima. Tu peque tiene que sentirse seguro de sí mismo, con confianza para desarrollarse libremente, explotando al máximo su imaginación.
¿Qué puedes hacer?
Únete al juego simbólico de tu peque y observa cómo juega.
Observarle te ayudará a descubrir cómo se siente. Durante el juego puedes ver cómo proyecta sus miedos tensiones y conflictos. Y participar te dará la oportunidad de enseñarle cómo debe comportarse en situaciones reales y nutrirle con nuevas palabras o conceptos.
El juego es una forma genial de disfrutar de tiempo con tu peque, crecer juntos, prepararle para situaciones reales sin que sufra las consecuencias en caso que algo «salga mal». Por ejemplo, si tu peque juega con una cocinita de madera y corta las verduras de madera con un cuchillo de madera, se entrena para cortar verduras con un cuchillo de verdad, pero sin el peligro de cortarse.
Pon a su disposición juguetes que incentiven el juego imaginativo. Juguetes con los que pueda recrear situaciones reales: muñecas, peluches, coches o trenes de juguete, cocinitas de madera, juguetes de oficios, disfraces…
Y no tienes que hacer nada más… verás que tu peque empieza a imitar cada vez más situaciones y roles y cómo va perfeccionando y desarrollando sus capacidades mientras se lo pasa pipa.
Aunque si deseas ampliar información, te recomiendo que leas este libro.
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ Me encanta
Un libro que merece la pena comprar y leer.
Conozco al autor, le he podido escuchar y es una maravilla el conocimiento de la infancia, su escucha y mirada.
Sus propuestas cumplen con esa mirada, nos ofrece pautas para ver y mirar y maravillarnos con las acciones y juegos de los más pequeños.
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Última actualización el 2023-08-02 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados