Juego simbólico
¿Qué es el juego simbólico?
¿Alguna vez tu peque ha cogido un plátano y se lo ha puesto en la oreja a modo de teléfono? ¿O se ha puesto uno de los cubos de la Torre rosa Montessori en la cabeza a modo de gorro? ¿O ha frito un huevo de plástico en su cocinita de madera para servírtelo?
Se trata de juego simbólico. Un tipo de juego en el que participan los niños pequeños y en el que utilizan un objeto o juguete para representar otro objeto; el niño simula alguna situación que ha vivido o ha visto.
Los objetos o juguetes que usa son símbolos que necesita como parte del escenario imaginario o de fantasía.
El juego de simulación también se conoce como juego de fantasía, juego imaginario o juego dramático.
Por ejemplo, el niño usa unas sillas y una manta para crear una cabaña, utiliza las piezas de Lego como si fueran coches, se mete dentro de una caja de cartón y simula que es un barco o se le ocurre apagar un fuego inexistente con una cuerda de saltar a modo de manguera de bombero.
¿Por qué es importante el juego simbólico?
El juego simbólico se produce solo cuando el niño empieza a tener capacidad para imaginar y es esencial para el desarrollo de funciones cognitivas complejas.
El niño pasa de jugar de una forma impulsiva a aplicar el pensamiento y la fantasía. Es el momento en el que la creatividad comienza a brillar y crea nuevas vías neuronales.
Mientras juega, el niño representa las experiencias que ha vivido para que su cerebro «ensaye» la forma de lidiar con ellas.
A medida que crece, representar esas situaciones cotidianas a través del juego, le ayuda a resolver los nuevos retos que se le presentan.
La resolución de problemas es una habilidad que se trabaja en distintos tipos de juego.
Pero en el juego simbólico, cada vez que tu peque busca un objeto que funciona como símbolo, o mira un objeto específico y decide qué podría representar, está resolviendo pequeños problemas y aprendiendo a encontrar soluciones.
Con el juego simbólico se idea un plan y se define la forma en que debe llevarse a cabo. Y si se consigue el objetivo, la autoestima crece y se consolida.
Además, el juego simbólico prepara el cerebro para entender símbolos y seguir secuencias lógicas. Por ejemplo: quitar la ropa a la muñeca antes de ponerla en la bañera.
Seguir estas secuencias, allana el terreno para que los peques aprendan el razonamiento lógico. A su vez, el juego simbólico también es un precursor de la alfabetización y la aritmética.
¿Por qué? Porque cuando escribimos letras y números, son símbolos de aquello que intentamos transmitir. Por eso, cuando el niño participa en juegos simbólicos, trabaja el mismo concepto.
El juego simbólico, además, ofrece una estupenda oportunidad de adquirir habilidades sociales.
Recrear situaciones con hermanos y/o amigos, obliga al niño a ponerse en el lugar del otro (empatía), a cooperar y a ceder ante los deseos del compañero o compañeros de juegos (negociar).
Interactuar con otros personas requiere comunicación, lo que mejora el lenguaje y amplia el vocabulario.
Y no solo eso, sino que el juego simbólico es acción y trabaja habilidades motoras (gruesas y finas).
¿Quién dijo que preparar una taza de té o servirla fuera fácil? Hay que practicar para que no se derrame ni una gota (aunque sea una gota imaginaria) y conseguir que la taza llegue a su destinatario sin caer 😉
En resumen, que el juego simbólico trabaja para mejorar:
- Habilidades cognitivas
- Habilidades motoras
- Habilidades sociales
- La autoestima
- El lenguaje y la aritmética
- La resolución de problemas
Etapas del juego simbólico
El juego simbólico no siempre es igual, sino que evoluciona a medida que el niño crece, adaptándose a las capacidades y habilidades que va adquiriendo.
¿Quieres descubrir cómo es el juego simbólico en cada etapa y cuáles son los mejores juguetes en cada una de ellas?
De los 14 a los 18 meses
A esta edad se empieza a descubrir el juego simbólico, el cual se basa solo en actividades cotidianas y familiares de la vida diaria.
El niño lleva a cabo acciones fingidas con los adultos o con sus muñecos; normalmente él queda al margen del propio juego simbólico (hace la acción pero no la recibe).
Por ejemplo, da de comer a una muñeca con una cuchara vacía, pero no finge que él come con una cuchara vacía.
¿Cómo fomentar el juego simbólico de los 14 a los 18 meses?
Expón a tu bebé a distintos juguetes y cambiándolos para que no se aburra con ellos: sonajeros, pelotas Montessori, instrumentos musicales, botellas sensoriales… Nunca sabes cuál de ellos puede inspirarle.
Un cesto de los tesoros Montessori es genial para que tenga variedad de juguetes con los que explorar posibilidades de juego.
De los 19 a los 22 meses
El juego simbólico se va refinando. El niño sigue imitando actividades cotidianas pero ya es capaz de llevar a cabo dos acciones distintas dentro del mismo juego.
Por ejemplo, da de comer a la muñeca con un biberón y después le prepara una taza de té a la mamá.
¿Cómo fomentar el juego simbólico de los 19 a los 22 meses?
A esta edad lo que más les gustaa los peques, y con lo que pueden experimentar mejor el juego simbólico, son los muñecos, los peluches y las cocinitas de madera.
Les encanta pasear a sus muñecos en cochecito, preparar comida y alimentarles con lo que han cocinado.
De los 2 a los 3 años
Continua el juego de imitación de actividades cotidianas pero en esta etapa ya empieza a interactuar más con el juguete o el adulto a través del lenguaje y la expresión de las emociones.
Expresar las emociones a través del juego es un proceso muy saludable y necesario para los niños, porque es la forma en la que dan sentido al mundo que están descubriendo.
También desarrolla su capacidad de representar símbolos a través de los dibujos.
Por ejemplo, habla con la muñeca y le explica qué le dará de comer.
¿Cómo fomentar el juego simbólico de los 2 a los 3 años?
En esta etapa puedes empezar a regalar juegos simbólicos o de imitación a tu peque.
No es que en las otras etapas no puedas o no debas, pero es que es en esta cuando realmente empieza a disfrutar con estos juegos: cortando verdura de madera, fregando suelos, preparando comida para sus muñecos, disfrazándose de médico, de bombero…
También puedes proporcionarle papel y lápices de colores o pizarras, para que dibuje y se exprese (con símbolos).
De los 3 años a los 4 años
El niño es capaz de simular experiencias que él nunca ha experimentado, pero que ha visto o ha escuchado de otras personas.
Usa un lenguaje más rico, empieza a planificar el juego y realiza secuencias de actividades más elaboradas. Es el momento en el que también empieza a dar simbolismo a los objetos y los usa para distintos fines.
Por ejemplo, le pone voz al muñeco para que hable (mientras simula una experiencia que él no ha vivido) o usa un palo como espada (da simbolismo al objeto) .
¿Cómo fomentar el juego simbólico de los 3 a los 4 años?
En esta etapa es importante introducir juguetes que puedan usar de forma imaginativa durante el juego simbólico. El arcoíris Montessori es uno de los juguetes con más éxito tiene.
Los bloques de construcción también son un «must», porque dan mucho juego, ya que pueden usar las piezas sueltas, como su conjunto para hacer construcciones.
Ah, y la tabla curva Pikler tampoco puede faltar, porque es uno de los juguetes más versátiles, tanto para el movimiento libre como para el juego simbólico.
De los 5 años a los 6 años
El niño ya es capaz de asumir distintos roles en el juego (madre, médico, veterinaria, hada, bombera, cocinero…).
Gracias a la imaginación puede convertirse casi cualquier personaje y cualquier objeto sirve para crear escenarios y situaciones.
El lenguaje que utiliza es más sofisticado e incluye el lenguaje no verbal como parte de la comunicación de sus emociones (gestos, cambios de expresión facial…).
Por ejemplo, el niño usa los columpios del parque y hace ver que está pilotando un barco pirata mientras suelta frases que ha oído por la televisión «Soy el corsario más temido de los océanos».
¿Cómo fomentar el juego simbólico de los 5 a los 6 años?
En esta etapa los niños usan todo lo que está a su alcance en el juego simbólico, pero si hay algo por lo que se pirran son… las cabañas.
Un espacio que en su imaginación es una escuela para sus muñecos, una nave espacial con la que surcan el universo, un hospital para soldaditos de plomo accidentados o una cárcel para los ladrones que han cazado haciendo de policías…
¿Sabes qué les hace mucha ilusión a esta edad?
Los tipis infantiles. Son un juguete con el que se fomenta el juego dramático. Igual que con el triángulo Pikler que, algunos niños lo usan como base para construir sus casitas de fantasía.
Las cajas de cartón son otro clásico del juego imaginativo. Aunque no siempre se tienen a mano. Por eso los kits de construcción de cabañas son un regalo magnífico.
Durante el juego de simulación los niños usan su imaginación y la capacidad para pensar de nuevas formas (out of the box). Lo que demuestra que, la creatividad, con los materiales adecuados, es una habilidad que se puede fomentar.
¿Cómo pueden los padres incentivar el juego simbólico?
Es muy simple: proporciona a tu hijo materiales para el juego simbólico.
A veces no hace falta comprar nada, solo usar objetos que ya tienes en casa. Cada vez que tu peque use objetos o juguetes de forma poco convencional, sabrás que está participando en un juego simbólico.
Pon a su disposición juguetes no estructurados (sin normas ni reglas para jugar) para que pueda usar al máximo su imaginación. Si los juguetes tienen un uso muy concreto, es más difícil que el niño se vea inclinado a usarlo para otro fin.
Aunque con los niños, nunca se sabe. Por ejemplo, con el método Montessori se estimulan las actividades de la vida diaria, y los niños usan escobas (de su tamaño) para barrer. ¿Quién dice que esa escoba no puede convertirse en una lanza o un caballo?
A veces la imaginación pasa por encima de las convenciones, aunque siempre es aconsejable, para incentivar el juego simbólico, ofrecer recursos como cajas, cajones, tablas de madera o bloques de todas las formas y tamaños.